jueves, 30 de abril de 2009

Quien con niñas se acuesta, amanece mojado.



El dicho es bastante antiguo, pero no menos cierto. Lo conozco y ya tengo bastante experiencia con minas algo bastante menores como para no estar preparado para las mas inciertas y verosímiles actitudes o reacciones de amantes a las que les llevo mas de una década de ventaja en la vida. Pero nunca me dejan de sorprender.
No soy de los viejos verdes que andan por allí babosos y patéticos detrás de minas demasiado jóvenes o ricas para ellos, mas bien soy y e sido siempre gustoso por esas minas trigueñas estilizadas y sofisticadas, y para mi la sofisticación en una mujer no se logra antes de los 30, aunque no por eso dejo de valorar una veinte añera que va en camino a convertirse en una sofisticada mujer.


Pero como al parecer, y no me quejo, soy de gusto de pendejas y no voy a ponerme exigente a estas alturas del partido, porque si algo me a enseñado la vida es a aprovechar lo que me ofrece. Y siendo claros la mayoría de los treintones avenidos a cuarentones quisieran mi inmerecida suerte, porque como muchos que me conocen no soy para nada un tipo buen mozo, ni de dineros, pero al parecer mi amiga Kali es asertiva al decir que soy simplemente “de gusto de pendeja”. Lo de ser skinhead igual creo que ayuda bastante, ya saben: skinhead = aventura, chico rudo al lado y admiración de tus pares.
Y aunque se que al acostarme con “niñas” terminare mojado, sigo haciéndolo con la salvedad que a diferencia de otros estoy en aviso que al día siguiente quizás tenga que sacar el colchón.
Aun recuerdo a una que después de varios pinches, termino pidiéndome pololeo en plena plaza ferroviaria. Nos habíamos quedado de juntar en el centro y me pidió que la acompañara a la plaza y allí volví a sentir esos hormigueos en la panza como cuando era un adolescente cuando ella de apoco y bastante nerviosa sacaba las frases para pedirme pololeo. Entenderán que para uno que una chica se le declare es una cosa especial y debe llevarse con respeto.
Una semana después en el Pub que trabajaba apareció ella, una treitona bellísima y sofisticada, para mas trigueña. Allí estaba entre una tipa que saben reunía todas esas características que me estremecen, tratando de seducirme con todas sus armas de feminidad y yo como perno diciendo: “es que estoy pololeando” y ella seguía en lo suyo, presentándome sus labios, su rostro perfecto y estampa de princesa ¿mientras qué hacia yo? Me negaba como si no quisiera romperle la boca a besos.
Cinco días después la pendeja rompía con migo, sin una razón creíble, que día mas feliz. Partí de inmediato a dejarme llevar por esa mujer trigueña, sofisticada y que además estaba loca por mi.
A veces esas reacciones inciertas nos traen beneficios y no todo es malo, simplemente extraño o paradójico, si es que uno esta preparado no duelen.
Podría contar otras, pero dejemos blog para después.
Esta ultima semana es necesario contar la historia que me sucedió, una historia que se inicio justo después de mi anécdota con la estudiante de derecho de la Santo Tomas.
Para señales una chica veinte añera ¿qué si bella? El cuerpo mas hermoso que estas manos han tenido la suerte de estrechar, un rostro precioso, pero no me encanto lo físico en ella, no, eso es demasiado poco en comparación de su inteligencia, carácter y animo. Poco a poco me fue atrayendo, como un imán de seducción, algo que me lo guardaba, algo que por sanidad emocional preferí guardar en el baúl al fondo de mi conciencia.
Sinceramente creí que no se fijaría en mi, en fin no esperaba que viera nada en mi para atraerla, así que fui cultivando nuestra amistad sin ninguna gana de estar con ella, prefería anular cualquier cosa que sintiera por ella que andar de patético viejo verde.
Pero las cosas no se dieron así, en una noche, después de unos tragos, no los suficientes para estar ebrios, no los bastantes como para echarle la culpa a un ron pésimo y barato. Nos confesamos, sentados en mi cama, que nos gustábamos. Recuerdo que fui el primero, debí hacerlo porque sentí algo de su parte, pero en realidad no recuerdo o fue una percepción inconsciente. Estaba preparado para un carcajada, pero en cambio ella me confeso sentirse atraída por mi con un melodioso “me gustas”.
Siempre me deja perplejo que una chica bella y joven se fije en mi, no es inseguridad, es realismo así duro y objetivo. Por eso no puedo evitar preguntar el porque, quizás esta demás hacerlo y hasta no sea correcto, pero siempre termino diciendo “¿Por qué, que vez en mi?” o algo por el estilo.
La respuesta obviamente lleno mi ego de macho, “eres inteligente, eso es lo mas atractivo de ti”, esa maldita capacidad que tengo de recordar todo, de conectar todo lo que aprendo en mi cerebrito, que no se si es inteligencia pero me permite hablar con cualquiera casi de todo tema o hablar por horas y horas. A veces relaciono esa cualidad adquirida o innata con la de un perno aburrido y la mayoría de las veces creo que mas aburre que atrae. Pero lo cierto es que las pendejas lo confunden con inteligencia.
Hicimos el amor y debo decir de ella que es exquisita, como esos chocolates Cadbury rellenos, suaves que se derriten al calor de la boca despidiendo los mas gratos sabores que se convierten en sensaciones. Así ella, con su cuerpo frágil y suave se derretía dejándome las mas gratas sensaciones, sensaciones pocas veces percibidas. No era una mujer pasional o brutal para follar, no, era todo lo contrario era suave, lenta, me recorría y me dejaba recorrerla con la suavidad mas sensual que e percibido.
No le hacia el amor a mi cuerpo, se lo hacia a mi alma. Sabia decirme cosas que hacían de mi un hombre único entre millones. Como una vez cuando me llamo “mi machote” y me explico que sabia tocarla, con intensidad y suavidad a la vez, que eso me hacia un machote innato.
Era tan exquisita en la cama, que me hacia olvidar que era una veinte añera, pero a la vez ella me recordaba que era una jovencita, a cada momento con sus proyectos siempre en inicio. Tanto que la relación no fue nunca de pareja, siempre y claramente fue de amantes.
Así lo dejo claro ella desde un principio.
Y claro esto era muy distinto a las anteriores veinteañeras con las que e estado, porque ellas al contrario buscaban de principio una relación de “pololos”, así como si yo fuera un chico de su edad con el que pudiera crear un proyecto, cosa difícil cuando se tienen una década y algo mas de diferencia. Claro eso yo la tenia clara desde mucho, pero me extrañaba que siendo tan joven ella también la tuviera clara y vaya que la tenia clara.
A mi no me pareció mal, llegaba tarde, entraba a mi cama, alguna vez fuimos al cine y en otra me acompaño a un carrete de amigos y yo bien, sin hacerme mas esperanza. Una vez me pidió que le dijera si estaba enamorándome, para poder terminar a tiempo sin producir dolor innecesario.
La mire, si sentía un profundo cariño hacia ella, desde luego ya no era solo atracción, era sincero cariño, incluso me preocupaba de otras cosas de su vida como estudios y proyectos, si era sincero cariño, pero amor no era. Sabia además que nunca llegaría a enamorarme de ella, ella estaba en un proceso de descubrimiento y yo hace mucho que había terminado ese camino de formación personal, por eso no podía enamorarme de ella, porque si lo hacia trataría de atarla y ella lo que menos necesitaba es que la ataran. Ella necesitaba descubrir, descubrirse y crecer, ella era de esas persona que necesitan su propia ruta, sus propias caídas y no que venga alguien a decirle lo que es mejor.
Y eso, esa aparente madures y seguridad me hizo olvidar que a pesar de todo era una “niña”, una mujer en formación.
Creí que siempre seria así, que no encontraría mi cama mojada. Porque mas allá que fuéramos amantes, éramos amigos.
Un día la invite al cine, la llame dos veces ese día. Pero no llego.
Había olvidado o querido olvidar el apagar me celular en el cine, me llamo, sabia que era ella y conteste, me dijo que se había quedado dormida, yo le dije susurrando “estoy en el cine”. Lo verdad era que tampoco creía que me llamara, mas bien deseaba que me llamara, pero como nunca pasa que suceda lo que deseo entre a la función de Washman.
Ustedes entenderán era Washiman.
En fin, desde allí la relación se apago, la llame después para almorzar, desde viña, ella me dijo que estaba en Villa Alemana. Después no la llame mas, ni ella a mi, esperaba que me llamara, aunque me daba casi lo mismo a la vez.
Su plantel queda a unas escasas cuadras del mío, así que era cosa de cruzar unas cuantas calles o llamarme para que en unos minutos estuviéramos juntos, nuestras casa estaban separadas a solo cudras. Pero nada.
Un día le fui a dejar unas cosas de ella que estaban en la casa. Fui en un horario que sabría que no estaría, ya había pasado un mes y sabia que estaba en otra, no quería importunarla a la vez que quería que tomara cuenta que había cosas mías en su casa que seria oportuno me devolviera ante la actual situación.
Entonces, como eso no paso la llame y la encontré en clases. Me hablo en voz baja, le pedí disculpas por la interrupción y colgué.
Mas de 24 horas después recibí un mensaje de texto de ella en mi celular desde otro celular, en el me pedía disculpas por haber estado en clases, que no entendía dos mensajes y que YO había pasado un LIMITE.
¿Qué limite? No entendía de que limite estaba hablando, menos aun de esos dos mensajes que no entendía.
Lo primero fue pensar en lo lógico, en lo que los adultos pensamos que podría haber sucedido si estamos frente a otro adulto y era que alguien le habría mandado mensajes de texto que ella creyó fueran míos, luego pensé que quizás alguien se había hecho pasar por mi con mensajes de textos. Pero al rato caí en razón, un rato demasiado largo.
Nunca existieron esos dos mensajes, lo mas probable que tampoco exista el mentado limite, es obvió eso de “limites” son las típicas palabras de una chica que pretende ser grande.
Porque ¿existe algún “limite” cuando quieres pedirle a algún que te devuelva tus cosas? ¿o existe algún “limite” de llamadas para una persona en un mes y medio? Que por lo demás no creo que sean tres llamadas en ese mes y medio. Estaba claro que la frase “pro creo k t stas pasndo d limit” que uso es un cliché, bonita nada mas.
En fin, me volví a mojar.
Ahora me queda meditar sobre el asunto un poco, quizás sea útil para otros.
No existente la pendejas maduras que se meten con tipos mayores, no existen. Existen pendejas maduras, si y es una realidad y las hay por miles, pero estas solo se meten con tipos de su generación, incluso que aceptan responsabilidades muy temprano como ser madres o esposas, de formar hogares, pero esas no se meten con tipos mas allá de una década mayores. Las que se enredan con tipos como yo, que las rebasan en mas de una década y a veces en dos, son por lo general chicas con alguna carencia, pueden tomar la relación como si uno fuera un chico de su edad o pueden como mi amiga tomarla con un barniz de madures, pero en ningún caso eso va a ser madures.
La ultima chica de veintitantos madura con la que estuve, yo tenia también veintitantos.
Es así, lo siento por quien quiera una relación real con una muchacha con la que se tenga gran diferencia de edad, pero nunca será un relación de iguales, nunca. O será nada mas que una aventura bonita y espero que para ambos o una relación distorsionada de padre-hija.
Me dirán que hay matrimonios de hasta 20 años de diferencia, si los hay ¿y eso que? ya lo dije, allí hay una relación dependiente, de padre a hija, generalmente la mina mirara al tipo con admiración. No habrá una relación de iguales y la mina siempre estará bajo una sombra.
Todas estas meditaciones no me sacan esa espina que me dejo clavada mi ultima veinte añera, ni me sacan ese emputecimiento ante otra relación a medias y sin un termino coherente o a lo menos claro. Y mucho menos que me quieran hacer creer culpable de algo que ni siquiera existe.
Y si llegas a leer esto donde quieras que estés, por favor devuélveme el par de cosas que me tienes, que no estoy enojado, de ya estaba preparado.

1 comentario:

Lorena dijo...

Mi querido pelado... todo el relato es extremadamente interesante... y es cierto que el que se acuesta con niños amanece mojado, por mas que los más viejitos queramos pasarlo por alto, o creer que hemos encontrado la excepción que confirma la regla... la cruel realidad es esa... los pendejos SON PENDEJOS, lo bueno es que tienen la capacidad de crecer, aun cuando conozco varios por ahí que jamás lo hicieron y ahora andan en sus cuerpos de hombre y/o mujeres con cerebritos de adolescente....